Entropía en Occidente: de Nueva York a la Europa del caos

El concepto deentropía social y su traslado al presente
Hace un tiempo atrás, para mi tesis de Maestría di con el concepto de entropía. Aquella tesis, bajo el título “Los bonaerenses en el laberinto de una provincia entrópica…”, mencionaba —más allá de la definición de la RAE— la de Edickson Minaya sobre entropía social, quien señalaba “...la propensión al caos, y a la disolución del tejido social. A la permanente inestabilidad de sus instituciones y a la confusión generalizada de los sujetos, que se expresa en miedos irracionales, prejuicios negativos…”.
Esa enunciación hoy puede trasladarse al contexto global actual, marcado por una invasión cultural derivada de ciertos sectores de la comunidad musulmana y por la manipulación deliberada de sus autoridades religiosas. Europa padece ese fenómeno desde hace décadas. Aún no se conocen los resultados finales, pero por el momento los indicios no parecen positivos. Este será, sin embargo, tema de una próxima segunda parte, centrada en la situación europea.

Migración, miedo, religión y poder.
La entropía y el nuevo desorden global
Hoy percibo una entropía de la sociedad occidental, una manipulación intencionada del tejido social que nos ha llevado al borde del caos. Europa sufre desde hace más de treinta años un fenómeno migratorio que ha desbordado sus instituciones, generando violencia, incertidumbre y desorden institucional. Una civilización con más de dos mil años de historia atraviesa un proceso entrópico en el que el caos sustituye al orden y la confusión domina el espacio público.
Nueva York como espejo de la entropía
Pero quiero detenerme en un caso emblemático: Nueva York City,ciudad multicultural y símbolo del capitalismo global. Allí emerge un fenómeno político que condensa esa tensión entre diversidad, desigualdad y búsqueda de sentido: la candidatura del demócrata Zohran Mamdani, joven político de 34 años que obtuvo una diferencia de 14 puntos por sobre el exgobernador Andrew Cuomo —representante del establishment y de la vieja guardia demócrata— en las elecciones primarias.
La entropía, en este sentido, ha llegado a Manhattan. Los distintos hechos que sacuden la metrópolis parecen anticipar que, de confirmarse el triunfo de Mamdani, la ciudad podría ingresar en una nueva etapa de polarización social y cultural. A la fecha, el candidato demócrata según lasencuestas para el próximo 4 de noviembre alcanzarían los 46puntos porcentuales y frente al candidato Mamdani, está el candidato republicano Sliwa, y los candidatos independientes, el actual alcalde Eric Adams y el Andrew Cuomo que decidió mantener su candidatura, ahora como independiente después de haber perdido las primarias con Mamdani. Pero la oposición al candidato de origen ugandés esta dispersa, por lo que la victoriademócrata no sería ninguna sorpresa.
El ascenso de unprogresismo de base y fe islámica

Zohran Mamdani, identificado como socialista democrático, cuenta con el apoyo del senador Bernie Sanders, la representante Alexandria Ocasio-Cortez, el poderoso sindicato docente United Federation of Teachers (UFT) y el Working Families Party (WFP). También fue el candidato que más recaudó fondos, con aportes de personalidades del cine y la música, y el que logró movilizar alrededor de 15.000 voluntarios jóvenes.
Entre sus propuestas destacan:
- congelamiento de la renta para todas las unidades estabilizadas,
- transporte público gratuito y más eficiente,
- cuidado infantil universal,
- creación de tiendas de comestibles municipales para reducir precios,
- aumento del salario mínimo a USD 30 la hora para 2030,
- y financiamiento mediante mayores impuestos a corporaciones y personas con ingresos superiores a USD 1 millón anuales.
Su frase más resonante sintetiza su filosofía:“No creo que debamos tener multimillonarios”. Esa mirada lo ubica en la línea de un progresismo redistributivo que desafía directamente a Wall Street y al corazón del capitalismo financiero.
Identidad, religión y fractura cultural
Mamdani se declara musulmán chiita, lo que ha despertado controversias. Su activismo a favor de la causa palestina y su apoyo al movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) contra Israel derivaron en acusaciones de antisemitismo. De triunfar, sería el primer alcalde musulmán de Nueva York. Su identidad religiosa, combinada con su postura progresista y su defensa de Palestina, ha generado un debate profundo en una ciudad con una de las comunidades judías más grandes del mundo y con heridas todavía abiertas desde el 11 de septiembre.
La sociedad estadounidense vive hoy un gap político y cultural inédito: de un lado, el presidente número 47, Donald Trump, con su discurso anti inmigrante y su férreo apoyo a Israel; del otro, una juventud progresista “woke”, solidaria con la causa palestina y crítica del statu quo. Nueva York, epicentro histórico de las minorías y del poder financiero, se ha convertido en el escenario visible de esa fractura.
El dilema de la ciudadque se reinventa (y se disuelve)

El enfoque de Mamdani en la crisis de vivienda y el alto costo de vida conecta con la clase trabajadora desplazada de la ciudad. Pero surge una pregunta inquietante:
¿no serán, en un futuro cercano, los neoyorquinos de origen —los que construyeron esa ciudad cosmopolita— quienes terminen expulsados por los nuevos guetos ideológicos y religiosos que promueven la Sharía?
Su eventual victoria llevaría a Nueva York hacia la izquierda, en detrimento de los demócratas tradicionales de centro. Sus propuestas sociales, ambiciosas pero costosas, alimentan el debate sobre la viabilidad fiscal y los límites de la redistribución en una de las economías urbanas más desiguales del mundo.
Reflexión final: laentropía de Occidente
Los cuestionamientos hacia Mamdani son, en última instancia, parte de un proceso mayor: el reordenamiento entrópico de Occidente, donde las certezas se disuelven y las fronteras —culturales, ideológicas y sociales— se vuelven porosas.
La posición de Mamdani que propone grandes gastos a partir de diferentes subsidios y de la creación de programas habitacionales, de salud y de educación desde lo social solamente viables a partir del aumento de impuestos y principalmente como lo mencione anteriormente poniendo el foco en los dueños multimillonarios de grandes empresas, una de sus frases fue “No creo que debamos tener multimillonarios”. Las controversias también alcanzan a su postura sobre temas de política exterior, incluyendo su apoyo al movimiento BDS que organiza y lleva adelante boicots, desinversiones y sanciones contra Israel y la causa palestina. Su propuesta destaca que está basada en una creencia en los derechos humanos universales.
Nueva York parece ser hoy un espejo de la entropía que atraviesa al mundo occidental: un sistema que se fragmenta entre promesas de inclusión, identidades en conflicto y la búsqueda desesperada de un nuevo equilibrio.
La segunda parte de esta reflexión abordará el caso europeo, donde la entropía ya se ha transformado en caos.
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