IA, gobernanza y sentido común: una hoja de ruta posible para Argentina

1. Introducción: entreel entusiasmo y el miedo

La inteligencia artificial (IA) ya no es una promesade laboratorio ni una fantasía futurista: es una realidad cotidiana que ya comenzó a transformar industrias, servicios públicos, vínculos sociales y formas de producir conocimiento.

Según datos recientes de OpenAIChatGPT cuenta con más de 400 millones de usuarios activos semanales en todo el mundo (mayo de 2025). En Argentina, aunque no existen cifras oficiales unificadas, distintas consultoras estiman que más del 28% de los usuarios de internet ha interactuado con herramientas de IA generativa, especialmente en educación, diseño, marketing, derecho y asistencia virtual.

Frente a esta expansión exponencial, el mundo oscila entre dos respuestas: el entusiasmo sin freno y el miedo paralizante. Pero Argentina —como muchas otras naciones en desarrollo— tiene que elegir qué lugar ocupará en esta revolución:

¿seremos usuarios pasivos de modelos extranjeros o diseñadores activos de una IA con identidad local?
¿Vamos a copiar normas o vamos a construir una gobernanza propia, realista, inteligente?

La clave no está en regular por regular, sino en diseñar una gobernanza con sentido común.
Ni prohibicionista, ni permisiva.
Ni ingenua, ni paranoica.
Una gobernanza que proteja sin frenar y que impulse sin descuidar.

2. La IA no es el problema. El problema es no tener un plan

Como ocurrió con el descubrimiento del fuego, la electricidad o la revolución industrial, la tecnología por sí misma no es ni buena ni mala.Todo depende de cómo se la utilice, de qué marco la contenga, de qué intereses la guíen.

La IA no escapa a esa lógica: no es un peligro en sí misma, sino un potente amplificador.Puede potenciar buenas políticas públicas o malas decisiones. Puede acercaro portunidades o profundizar desigualdades. Es como una lupa: no crea nada nuevo, pero acentúalo que ya está presente.

El potencial está ahí: mejorar la atención médica, optimizar la logística estatal, prever riesgos climáticos, fortalecer el sistema judicial, automatizar procesos tediosos. Pero sin dirección, ese poder puede usarse mal, o simplemente desaprovecharse.

Argentina no está tan rezagada como se cree. De hecho, su ventaja es que todavía no tiene un ecosistema de IA plenamente definido, lo que representa una oportunidad: construir desde cero, sin estructuras fósiles ni normativas obsoletas.

Argentina tiene una oportunidad: aún no hay un ecosistema plenamente definido, lo cual permite construir sin ataduras ni intereses capturados. Pero eso requiere voluntad política, claridad conceptual y capacidad institucional.

3. ¿Regular todo? No.¿Regular con sentido común? Sí

Uno de los errores más frecuentes en materia de innovación tecnológica es pensar que cuanta más regulación haya, mejor será la protección.Pero eso no siempre es así. Muchas veces, la sobre regulación termina asfixiando la innovación, paralizando el desarrollo local y dejando el terreno libre a monopolios que sí pueden pagar abogados para operar en la ambigüedad.

Países como Francia, Alemania o España han optado por marcos normativos complejos, con foco en la protección de derechos y el cumplimiento estricto. En cambio, el Reino Unido, Canadá y Corea del Sur han apostado por marcos flexibles, basados en principios, riesgos y evidencia, generando entornos más amigables para el desarrollo local.

En Latinoamérica, Brasil avanzó con una ley marco de IA basada en principios éticos y participación ciudadana, un camino que Argentina debería observar con atención.

El aprendizaje es claro: una buena regulación no impide, no sofoca ni bloquea.
Una buena regulación ordena, promueve, corrige y orienta.

Y si hablamos de gobernanza con sentido común, es indispensable incorporar el rol humano como garante del sistema.

En este punto, dos conceptos deben incorporarse aldebate público:

·      Human-in-the-loop:el humano dentro del proceso automatizado, con capacidad de intervenir antes deque una IA tome decisiones críticas.

·      Human-on-the-loop:el humano por encima del proceso, con potestad de supervisar, modificar odetener la IA en tiempo real.

No se trata solo de regular qué puede hacer la IA, sino de garantizar que el ser humano conserve elcontrol, la interpretación y la responsabilidad.

 

4. Sandboxregulatorio: experimentar sin destruir

Una de las herramientas más interesantes —y subutilizadas en Argentina—es el sandbox regulatorio. En países como Singapur o el ReinoUnido, los sandboxes permiten a startups, universidades o gobiernos experimentar con tecnologías de IA en entornos controlados y supervisados.

Un sandbox bien diseñado permite:

  • Aprender sobre el comportamiento real de la tecnología sin exponer a la ciudadanía     a riesgos innecesarios.
  • Ajustar normas sin necesidad de reformas legislativas constantes.
  • Fomentar la colaboración entre el Estado, la academia y el sector privado.

En Argentina, un sandbox aplicado a salud pública, servicios judiciales o educación podría permitir pilotos concretos, con métricas claras y aprendizajes institucionales.

 

5. Educación e institucionalidad: dos claves estructurales

No puede haber gobernanza sin capacidades estatales. Y no puede haber ecosistema sin formación de talento local.

Argentina necesita formar profesionales en IA, pero también abogados, comunicadores, filósofos, docentes y funcionarios públicos capaces de comprender y discutir sus implicancias. No todo es código: también se trata de criterio, de ética, de interpretación, de contexto.

A la vez, hay que fortalecer las capacidades del Estado: hoy, muchos organismos públicos no tienen especialistas en IA, ni unidades dedicadas al tema. No se puede gobernar lo que no se entiende.

Si no hay gobernanza, hay improvisación.Y si hay improvisación, hay desigualdad.

6. Gobernanza concriterio, no con ideología

Una gobernanza realista implica asumir que ningún sector puede hacerlo solo. Ni el Estado, ni el mercado, ni la academia. Se necesita una arquitectura colaborativa:

  • Un ente rector con autonomía técnica y visión estratégica.
  • Consejos consultivos interdisciplinarios.
  • Participación pública en el diseño de políticas.
  • Auditoría externa y revisión periódica de algoritmos públicos.

La IA no puede ser una bandera ideológica. Debe ser un tema de Estado.

 

7. Usos estratégicospara el caso argentino

No hace falta inventar la rueda. Podemos empezar por lo urgente, por loútil, por lo posible.

  • Salud pública: algoritmos para detectar enfermedades crónicas, seguimiento de pacientes,     distribución eficiente de recursos.
  • Educación: sistemas de tutoría personalizada, detección de abandono escolar, mejora de la     alfabetización digital.
  • Justicia: organización de causas, detección de demoras, estandarización de fallos, lucha contra la violencia de género.
  • Seguridad y defensa: análisis predictivo, ciberinteligencia, protección de infraestructuras     críticas.
  • Gestión pública: simplificación de trámites, control del gasto, prevención de corrupción.

Cada uno de estos sectores puede beneficiarse de la IA… si hay reglas, si hay control, si hay dirección.

 

8. Una hoja de ruta argentina

Proponemos estos pasos como punto de partida:

1.    Ley marco de IA: basada en principios, revisable cada dos años.

2.    Sandbox nacional: con nodos sectoriales en salud, educación y justicia.

3.    Agencia Nacional de GobernanzaAlgorítmica: con autonomía técnica y conformada por expertos independientes del poder político.

4.    Formación educativa progresiva:incorporación de contenidos sobre inteligencia artificial, ética digital, pensamiento computacional y ciudadanía algorítmica en el nivel secundario y superior, con enfoque interdisciplinario y humanista.

5.    Capacitación permanente en laadministración pública: programas federales de formación para funcionarios,directivos y equipos técnicos, orientados al uso estratégico y ético de la IAen la gestión pública.

6.    Fondos concursables paradesarrollos éticos y sociales de IA: con participaciónpúblico-privada, priorizando proyectos con impacto positivo en salud,educación, justicia y transparencia.

7.    Observatorio nacional de impactossociales y éticos de la IA: encargado de emitir informes periódicos, promoverinstancias de consulta ciudadana y garantizar la transparencia en el uso dealgoritmos en el sector público.

9. Conclusión: elverdadero desafío es político, no técnico

Gobernarla IA no es un problema de ciencia ficción, es un problema de decisión.
No se trata de temerle a la tecnología, sino de no regalarle el futuro a laimprovisación.
Argentina puede liderar en Latinoamérica si decide combinar inteligenciatécnica, sensibilidad social y sentido común político. No con eslóganes, sinocon pasos concretos.
Porque al final, la verdadera inteligencia no es artificial: es la que permite anticipar, cuidar, construir y transformar.

Gobernar la IA es posible.Y el momento es ahora.

Alejandro Fernández

Zoe Fernández Suárez - Analista Asociada en Estrategia Política y Comunicación

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